24/11/2015

ANTIGA SEREA

Ergueuse da saba de area.
Desprendeu do seu cabelo escuro
As cunchas de mar salgada.
Descubriuse da saia de algas verdes
E deixou que os raios de sol
Quentaran a súa  recente pel cristalina.
Enchoupou as súas novas dedas
No remuíño de auga e sal
Tremendo coa friaxe.
Coas  mans rebordantes de auga e area
Mergullouse na primeira onda,
Buscando no fondo do océano
As súas irmás de auga
Elas durmían baixo as estrelas do mar.
Chamounas ao seu carón
Pero os seus beizos non se moveron
Non a oirían xamais
Decatouse de que xa non era
a princesa das augas
Chorou
Augas de perla
Acubillouse no abrazo do mar
por vez derradeira
Acougou
E encamiñouse cara o seu seco fogar
De area e sol.


12/11/2015

ELA PROCURA A LUZ

Ela ,
Procura a luz.
Nos acantilados.
Apalpando a area e a roca,
Sedimentada de ela.
Ela,
Procura a luz.
Na terra fértil.
Ollando as flores mortas
E as cortizas secas da polas
Dos arbores.
Ela ,
Procura a luz.
Apreixando os corpos de carne

Na noite acesa.
Naquel vento vermello e verde.
Ela ,
Procura a luz.
Naqueles ollos redondos e negros
escintilantes
na escuridade agochada

coma as fauces dun lobo.

IMAXE de: Christina Hopkins

11/01/2015

WYSLAWA SYMBORSKA

Ambos están convencidos
 de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.

Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,

que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es más que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.